martes, 11 de octubre de 2011

Primer Premio del jurado

Daniel Aznar Alonso (Marlowe)
"Sueños de un Reductor" nº 56
La organización del certamen me ha pedido que escriba una carta de presentación, así que intentaré dejar en mal lugar a todo ese entorno cercano que debate de una forma más o menos acalorada sobre mi impresentabilidad e intentaré dar unas breves pinceladas sobre mí.

 Nací hace treinta y ocho años en Madrid. Al menos eso es lo que me han contado, porque yo, a decir verdad, no me acuerdo. Me fío porque me lo contaron mis padres y porque así aparece en todos los documentos oficiales, si bien, doy mayor veracidad a la primera fuente. Sí que recuerdo, en cambio, haber cursado en la Universidad Complutense de Madrid la carrera de Ciencias Económicas, en su rama de Economía del Desarrollo, que digamos, es la rama más idealista de la carrera más pragmática. Una más de mis licencias a la inescrutable teoría de la contradicción.

 Como es de imaginar, una vez licenciado, mi carrera laboral se empezó a mover entre números con tendencia a teñirse de rojo, balances con tendencia a descuadrar, y pesetas con ineludible tendencia a las mutaciones a euros. Siguiendo estas y otras secuencias numéricas, me vi, más de modo casual que premeditado, cogiendo el puente aéreo y cambiando mi ciudad de residencia de Madrid a Barcelona. Lo hice coincidir con el cambio de milenio, para que no se notara tanto.

 Hoy en día sigo viviendo en Barcelona, donde eché raíces y un precioso fruto. Trabajo de tesorero en una promotora inmobiliaria, o lo que es lo mismo, tengo un postgrado en curas de espanto que añadir a mi currículum. De vez en cuando, tal y como están las cosas, busco la redención de los números en las letras y encuentro tiempo para escribir algún relato o alguna idea más o menos furtiva.

 En un acto de insolente vanidad, remití uno de esos relatos a un concurso cuya temática, la gastronomía, se ajustaba a algo que recientemente había escrito; con una salvedad: tenía que reducir las seis páginas iniciales a las cuatro de las bases del concurso. Es otra de las paradojas de este relato, "Sueños de un reductor". No podía haber sido de otra manera. Al fin y al cabo, todo es reducible a cualquier nivel en el camino hacia su esencia.

 Por último quiero agradecer a quien corresponda la buena organización de este certamen de relatos gastronómicos "Mirador del Norte", así como la idea y, por supuesto, la resolución final del jurado.

Atentamente, el autor.
Daniel Aznar


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