miércoles, 3 de agosto de 2011

100- Canción de harina

Él vuelca la harina al alba con manos de invierno y una devoción supersticiosa. Como quien reza una oración cada día, amasa para mantener la vida en ella. Hace meses acampó en su mente la certeza de que la vida de su hijo está ligada a la del pan que amasa cada mañana.
Los dedos de ambos mezclan caricias bajo la flor de harina y una mirada pícara pone la sal. Él deja caer el agua sobre el volcán blanco y ella deja escapar de entre sus muslos la tibia humedad que precede al parto. Se miran. Él, corre.
Ella mira a la ventana y no puede evitar pensar que la lluvia que llega es un presagio negro de lágrimas. Se revela contra ese pensamiento amasando con convicción, cierra los ojos y sueña, porque en sueños la lluvia es abundancia y promesa. Elige soñar despierta, amasa, recuerda abril. Una mirada furtiva entre un blanco y una negra. Laberinto de ojos verdes y azabache.
Tic. Tac. Tic. Tac. El eco del reloj la despierta de su sueño, de sus manos ociosas, de la inquietante quietud de su vientre. Moscas revolotean acercándose a la masa y ella las espanta con furia, como las espantaría de un pequeño cuerpo desnudo. Amasa de nuevo, y con cada golpe invoca un dolor que se acerca lenta y rítmicamente. Ella golpea la masa con ansia, quiebra su humedad con una lluvia fina de harina, como aquella con la que él le tintó el cuerpo bajo el sol de mayo. Borrachos de tacto, ella envidiando el color de la piel de él y él blanqueándola a su pesar, hermosa hembra dorada como era. Buscaron en sus sexos masa madre, infinita espiral de paralelas que se curvan, se abrazan, retozan amándose.
Se amaron, se amasaron, se amansaron.
En el recuerdo reposado del deleite tranquilo que sigue a la pasión, ella añadió en su cocina levadura.
La vida avanza, pero exige su doloroso peaje. Ella se agarra a la masa, la moja de lágrimas, grita. El reloj de cuco, impertinente, como un augur nefando, ríe rotundo con su voz hueca, que el tiempo no pasa en balde. Ella grita. Grita desgarrada sujeta a la blandura de una promesa de pan. Los pasos de su hombre por fin la relevan y ella se tiende. Manos de partera otean la bola de cristal de su vientre y él acuna y arropa la masa, que crece.
Insoportablemente ocioso, él clava rítmicamente pasos agitados sobre el suelo de la cocina. Las manos de la partera, invertidas en desenredar el hilo que aleja al minotauro, encuentran por fin la salida. El mete la masa en el horno en el instante de frontera imposible, entre la vida y la muerte, donde se alternan el silencio y el grito. Hasta allí cabalgan tres corazones en busca de un cuarto. Sonata para tres corazones y medio que dura el tiempo que tarda en dorarse un pan. Y nace, por fin, al olor del pan reciente.

7 comentarios:

Jacobino dijo...

Reconozco que es poético y metafórico, pero falta el conflicto y la acción y sobran epítetos.

Suerte.

Anónimo dijo...

Lirismo de buen rollito...

Anónimo dijo...

He leído el mismo argumento varias veces. Creo que no es necesario un conflicto para conseguir un buen cuento o al menos el significado mas común de esa palabra. Una buena definición de 'cuento' es que es un relato que encierra un relato secreto. No lo digo por este caso en especial, sino tambien por otros a los que se los juzga de un modo superficial. Alvaro

Jacobino dijo...

Alvaro:
Esa definición puede ser personal o la suya, pero desde luego no es buena. Una cosa es opinar y matizar, y otra, bien distinta, fabular.

Existen muchas definiciones, casi tantas como definidores, pero en lo que suelen coicidir casi todas es que un cuento es una narración breve, con un núcleo reducido de personajes, que abarca a un periodo temporal limitado y cuyo eje es un conflicto que se plantea y resuelve por completo a lo largo de la narración.

Osea, que sin conflicto no hay cuento. Puede ser un texto bueno o malo, evocador, emotivo o un coñazo, pero no cuento.

Saludos.

Calvin dijo...

Es un texto trabajado pero demasiado farragoso para mi gusto. Cuando utilizas una metáfora fuerte, no es bueno usar cinco o seis junto a ella porque queda diluída y pierde fuelle. Al menos esa es mi opinión.

Un saludo

Anónimo dijo...

No es necesario que en un relato existan conflictos. Puede ser una anécdota, la descripción de un viaje, el encuentro con un personaje famoso, un sueño frustrado o completado.
Lo que importa es que el relato sea atractivo, original o bien escrito. Isabel

Anónimo dijo...

Literatura de altos vuelos, no accesible a todo el mundo. Exige desprendimientos formales para captar los fondos. La acumulación metafófica fortalece el marco narrativo. Excelente.