jueves, 28 de julio de 2011

89- Esa sopa fría llamada gazpacho

Ya había pasado el día más largo del año, de las hogueras de San Juan sólo quedaban los rescoldos. El sol calentaba cada jornada un poco más, las clases habían terminado, se respiraba el aroma de las vacaciones: estaba aquí el verano.
En mi casa, cumpliendo con el ritual de todos los años y siguiendo la costumbre de comer en cada estación del año los frutos de temporada, el menú culinario cambiaba con el estío. Los platos se volvían más frescos, los ingredientes en ellos empleados eran mezclados con imaginación en ensaladas o recetas frías. Todo valía en esta época del año que invita a crear novedosas recetas. Pero había, y sigue habiendo, una que permanece invariable con el transcurso del tiempo, una que no falta nunca: el gazpacho.
Mil maneras de hacer una sencilla y típica comida española que en nuestro hogar ha adquirido el grado de excelencia por el cariño y cuidado que se pone siempre al hacerla. Una receta que pasó de mi bisabuela a mi abuela, a mi madre, a mí y que espero poder legar a generaciones futuras de esta familia. No sabemos a ciencia cierta de dónde la aprendió mi ascendiente pero creemos que fue cuando estuvo sirviendo en una casa que tenía una gran cocinera y ésta la enseñó varios trucos y recetas. En el fondo, el origen no es lo más importante.
Siempre es lo mismo; intentar recordar los trece ingredientes, buscarlos e irlos colocando en la mesa de la cocina. Agua, pan, aceite, vinagre, cebolla, ajo, sal, tomate, pepino, pimiento, pimentón, cominos y hierbabuena. Invariablemente se olvida alguno y nos vemos contando y repasando uno por uno para ver cuál falta. O preguntándonos unas a otras el listado entero hasta averiguar el ingrediente furtivo.
Un acto que ha franqueado las barreras del tiempo e inexorablemente se repite en el ciclo anual con la llegada del calor, que se ha convertido en parte fundamental de nuestras comidas de verano y que seguiremos manteniendo como tradición.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No es un relato, no se cuenta nada, sólo hay corrección en la redacción.

Jacobino dijo...

Ni siquiera eso, porque está mal puntuado y se emplea mal alguna palabra. Tampoco es capaz de llegar a la categoría de anécdota.

Calvin dijo...

Realmente falta el relato, parece una introducción a algo por venir.

Un saludo