miércoles, 3 de agosto de 2011

101- Sabor de amor

Hoy le he presentado al Señor Puerro a la pequeña. Hasta ahora tomaba los purés de verdura tan sólo con patata, zanahoria y como mucho, calabacín o tapines, como tú los llamas. Poco a poco quiero descubrirle gustos nuevos, he sentido cómo reacciona ante los diferentes sabores y eso me produce una alegría incontrolable. Desde que te fuiste es mi única dedicación, mi vida entera está dedicada a ella y cada día sólo me levanto para mejorar de alguna manera su terrible situación.
He notado maravillada cómo es sensible a los aromas y sabores. Poco a poco va conociendo verduras, hortalizas, nuevas frutas, algunas carnes, pescados diferentes, incluso la he hecho entrar en el maravilloso mundo de las especias. Cómo le gustó mi arroz con leche, ya sabes cómo lo hago, te gusta tanto. Deslié la canela y la cáscara del limón en leche con azúcar, removiendo poco a poco y en vez de arroz, para ella añadí sémola, ya sabes que no tiene aún la coordinación necesaria para masticar. Pero todo se andará, te reitero mi confianza en que ella mejorará, que conseguirá más de lo que dicen los médicos.
De momento yo se lo noto en la mirada, de sobra sabes que no puede hablar aún, aunque estoy segura de que lo hará, le noto la alegría, la extrañeza ante algunos gustos ácidos y amargos, hasta he conseguido de ella una mueca al darle a beber zumo de limón. Me arrancó una carcajada estruendosa, algo que hacía años que no me ocurría. También me reí mucho cuando le día aprobar polvo de pimienta, aunque no me atreví a darle cayena, todo llegará, ese sabor seguro que le provocará alguna reacción inesperada.
Le fundo chocolate negro en mantequilla y se lo doy al menos dos veces a la semana, eso hace que no pierda la alegría. El chocolate le apasiona, tendrías que ver su cara sólo sentir el aroma del chocolate derritiéndose. Me gusta sentarla en la cocina a mi lado, para que sienta los olores, los aromas, el tacto de los alimentos, los vapores de lo que cocino. Siento que le gusta, que disfruta sintiendo, teniendo  sensaciones, lo veo en el destello de sus ojos y en el brillo de sus pupilas. Es lo único que me hace comunicarme con ella, los pequeños detalles. Una mirada, una mueca, un gesto de su cara son conversaciones con ella, por eso debo estar muy atenta a todo lo que sutil y lentamente me cuenta y sé que ella está feliz, querido. Por difícil de entender que les parezca a todos, yo sé que es feliz y que he encontrado una manera de comunicarme con ella.
Uno de los doctores me explicó que su enfermedad mejoraba mucho con la estimulación. Probé con la fisioterapia, con el contacto con animales, la música y tantas otras cosas. Aunque no hay que menospreciar sus efectos, lo que mayor resultado ha dado es la gastronomía y sus derivados.
A veces, los sumerjo los dedos en leche o le hago meter los dedos en algún tipo de masa antes de hornearla. Su cara me dice que siente, que le gusta jugar a tocar alimentos. Con los juguetes de bebés me desesperé pronto, no tiene la fuerza necesaria para agarrar o coger, no puede pulsar teclas ni hacer pinza para coger objetos, aún. Poco a poco he conseguido que mueva los dedos dentro de fluidos o dé ligeros pellizcos a las plastas y papillas que le preparo para sus juegos.
El otro día estuvo aquí tu madre y noté por su cara que piensa que estoy loca. Noté la decepción en su rostro y no supo comprender los avances de tu hija,  me estoy haciendo una experta en leer los sentimientos a través de las expresiones de las caras. Le escandalizaron los juegos culinarios que le preparo y los experimentos gastronómicos de darle a probar cosas nuevas. Incluso me dijo que era cruel hacerle probar la pimienta y se marchó indignada, no entendió nada.
Pero yo sé que si estuvieras aquí aprobarías lo que estoy haciendo con ella, he descubierto una manera de estimular sus sentidos y ya hay un doctor que ha alabado mi labor y quiere seguir la evolución de nuestra pequeña. Se ha interesado por su extraña enfermedad y quiere hacer un seguimiento de sus avances, porque está convencido de que está haciendo grandes progresos dentro de sus posibilidades.
Hoy me siento feliz por ello y necesitaba compartirlo contigo, quería que supieras que todo va bien aquí abajo, que no tienes por qué preocuparte de nosotras. También sé que estas buenas noticias tienen mucho que ver contigo, a saber lo que habrás tenido que mover ahí arriba para que todo cambie aquí abajo, después de tanto tiempo llamando a tantas puertas…
Te echo enormemente de menos, ya sabes cuánto, pero eso no toca ahora, el motivo de mis letras es sólo volcar mis sentimientos sobre los avances de nuestra pequeña sobre el papel, para tener conciencia de lo que pienso, no hablo mucho con la gente y menos de estas cosas, muchos son reacios y pueden creer que estoy loca, pero yo sé que no, que lo que experimento es cierto, que no son falacias ni imaginaciones de una madre desesperada, simplemente lo sé, mi amor.
Bueno ya te dejo por hoy, estoy impaciente por empezar a cocinar para ella, con ella, por ella, ya sabes que es la mayor ilusión que tengo en estos momentos.

4 comentarios:

Jacobino dijo...

Cuando se plantea un tema como este en un relato, debe hacerse de modo no convencional y que sorprenda al lector, algo que no se ha logrado en este caso. Además, hay alguna errata evidente, confusiones de palabras e incluso algún leísmo, por no hablar de las comas.

Suerte.

Anónimo dijo...

Demasiado drama para tan poco relato: viudez y criatura diferente... hay emoción pero es previsible la soledad de la madre.

Calvin dijo...

El tema es bueno y se intenta tratar de un modo original, a modo de diario de la madre al padre fallecido. Sin embargo es cierto, que una vez que ves de que va hay que darle algo más la lector sino se hace tedioso el texto.


Un saludo

B. Menorca dijo...

Demasiada descripción para un tema tan dramático, en mi opinión.