“El objetivo de este cóctel es
deleitar el paladar y los sentidos despertando el arte de la seducción a quien
lo tenga dormido”, con estas palabras iniciaba mi abuela su ritual.
Siguiendo la tradición me dispongo a explicaros con todo detalle los pasos
necesarios para la preparación de esta deliciosa bebida que ella inventó en una
noche de tormenta. Antes, no obstante, he de haceros una advertencia. El cóctel
está pensado para cualquier persona y tendencia sexual pero cabe la posibilidad
de ofrecerlo también al clero aunque no es recomendable ya que el Papa podría
poner cartas en el asunto y armarse la de Dios. Queda
dicho.
Uno de los requisitos
imprescindibles para elaborar la
bebida es ir preparando el terreno, es decir, crear un ambiente relajado que
predisponga a ello ya que después de tomar el cóctel no podemos asegurar cuáles
serán los efectos secundarios que produzca el mismo. Para entendernos, no
podemos llevarlo en un termo y tomarlo en plena hora punta en el metro porque
podríamos salir en la portada de cualquier periódico gratuito, ni ingerirlo en
horas de oficina o en la cola del súper, si es así es probable que provoquemos
una alarma innecesaria que evitaríamos si lo tomamos en un espacio privado.
El preparado del cóctel es
muy sencillo pero no por ello hemos de confiarnos. Es fundamental concentrar
nuestra atención y seguir cada uno de los pasos tal como detallo aquí, un
pequeño fallo ó cambio podría echar por tierra nuestro objetivo. En primer lugar se seleccionan unos cuantos
versos maduritos de cualquier Antología Poética del erotismo, desde la célebre Safo hasta
cualquier poeta anónimo pero eso sí, se requiere que los versos produzcan tras
su lectura algún efecto, ya sea un cosquilleo en la zona genital, un sofoco
repentino o una ligera bajada de tensión. Una vez desmenuzados los versos en
una coctelera, sin olvidar los acentos ni los puntos suspensivos, se le añaden
además los ingredientes siguientes por persona: unos trocitos de hielo picado,
½ vaso de Brandy, ½ vaso de curaçao, una corteza de limón, una cucharadita de
jengibre rayado, otra de canela en polvo, unas hojas de menta y dos vasos de
cava. Se mezcla todo intentando que las palabras más ardientes se deshagan bien
junto al resto de ingredientes. Después se moverá la coctelera con energía
repetidas veces, de arriba abajo y viceversa, hasta quedar en un estado de
atontamiento. El tipo de movimientos es clave en este punto del proceso, ya que
si la movemos con flojera –la coctelera- la bebida no tendrá el punto sabroso y
erótico que la
caracteriza. Podemos ayudarnos de una música de fondo para
inspirarnos, tipo salsa brasileña o bulería. El resto de versos que nos hayan
sobrado deben guardarse en un recipiente de cristal, nunca de plástico, porque
pueden ablandarse demasiado. Más adelante explicaré qué hacer con ellos.
Para que del cóctel se
obtenga el máximo partido es necesaria una buena compañía para disfrutarlo. Si
es en solitario también se puede llegar al éxtasis pero entonces, como veréis
más adelante los pasos a seguir deben modificarse.
A continuación nos
acercaremos a nuestro amante y le serviremos la bebida en una copa. Con nuestra
voz más sensual posible, le ofreceremos un brindis lo suficientemente caliente
para romper el hielo. Después acercaremos nuestros labios al cristal, sin dejar
de mirarle en ningún momento. Para ello puede practicarse previamente algún
curso de meditación a distancia o acudir a algunas sesiones de hipnosis
conductiva para evitar el parpadeo. La mirada debe quedar fija, sin titubear.
Después del brindis nos
ausentaremos un momento con cualquier excusa e iremos en busca del recipiente
donde habíamos guardado el resto de versos, los derramaremos en nuestra boca y
los iremos disolviendo, saboreándolos con lentitud. Después regresaremos al
lugar de los hechos. Con sumo cuidado acercaremos nuestros labios al lóbulo de
su oreja e iremos susurrándole los versos emitiendo entre los verbos más
provocativos, algún gemido suave, casi imperceptible, lo suficiente para
conseguir el efecto deseado. Deben introducirse sin prisa uno a uno por la
cavidad auditiva, procurando que no se escape ninguno por el lóbulo ni hacia
las sienes. Este paso es importante ya que de él depende mucho nuestra
victoria. Hay que prestar mucha atención en la penetración ya que una
precipitación o un salto de estrofa podrían confundir al receptor (ó receptora),
por no hablar de un escape de saliva cuyas consecuencias serían nefastas.
Una vez introducidos todos
los versos volveremos a clavarle la mirada con una leve sonrisa. Debemos
permanecer unos segundos en silencio, esperando que los versos inicien su
recorrido hacia las neuronas, el plexo solar o los genitales, según la
selección de versos que hayamos hecho. Si notamos que la otra persona padece de
cierto aturdimiento es que hemos dado en el clavo, tanto en el éxito del cóctel
como en nuestra táctica amatoria. Entonces, sin dilación, se le invitará al
sofá del salón y nos sentaremos con elegancia pero con determinación. Si no
sabemos sentarnos de ese modo, siempre nos queda el recurso de ver repetidas
veces la escena donde Sharon Stone se sienta como nadie en Instinto básico. Esto puede parecernos una banalidad pero sentarse
bien no es tarea nada fácil. Hay quien se sienta con urgencia, con brutalidad,
con torpeza, con dudas, así no es posible seducir a nadie por mucha voluntad
que se le ponga. Hay que cuidar todos los prolegómenos, aposentar nuestras
nalgas con cuidado también es un arte.
Otro de
los requisitos básicos para la conquista es escuchar una música apropiada.
Después de la penetración poética, la copa de cava en una mano y a punto de
sentarnos en el sofá con nuestro amante, no podemos escuchar a los Mojinos Escocios, por ejemplo. Es mucho
mejor que la música envuelva el momento con cualquier bolero, cuya letra nos
parecerá pasada de rosca pero que nos seducirá el alma con su estribillo y sus
promesas de futuro. Lo importante es poner a prueba nuestra imaginación, en
definitiva y tal como recomendaba mi abuela, despertar el aire de la seducción. El cóctel
es una deliciosa excusa y un trampolín en la experiencia inolvidable e
intransferible de la pasión.
Con
todos estos ingredientes no podemos fallar. La bebida empezará a surtir efecto
y notaremos como los versos nos harán cosquillas en la nariz y en el estómago,
como si fueran libélulas dentro de un jacuzzi. Empezaremos a experimentar
sensaciones extrañas e incluso alguna alucinación. Es posible también que
alguna rima se nos suba a la cabeza o que un acento nos cause indigestión. De
cualquier modo, no debemos asustarnos ni huir por el foro, todos estos
síntomas son normales y necesarios.
La dosis recomendaba para personas con alto grado de
timidez es de un cóctel tres veces por semana, preferiblemente por la noche. Esperemos
que disfrutéis con la bebida y que los versos os dejen un buen sabor de boca.
No dudéis en recomendarlo a la familia y amigos, os lo agradecerán, sobre todo
si padecen de alguna disfunción sexual. Lo decía mi abuela, mano de santo.
17 comentarios:
Un combinado original, si bien le faltó alguna coma a la mezcla.
Suerte.
El relato está bien narrado, pero desgraciadamente se puede aocompañar muy bien con el número 19, lo que hace que pierda la originalidad que le haría subir puntos.
Un saludo
NO veo donde está el relato aquí. NO me parece muy original
A mi si me parece original, bien escrito y fuera de lo común. Para mí es uno de los favoritos. La gastronomía da mucho juego en literatura y prueba de ello es la diversidad de relatos presentados. Este relato tiene su propia identidad, no necesita compararse con ningún otro.
El relato es bueno y los juegos de palabras bien enlazados. Me gusta esta propuesta.
Deliciosa combinación de aromas y sabores, palabras que incitan al placer de paladear las sesaciones...
para mí: EL GANADOR!!
jengibre ¿rayado?
Rayar: Hacer o tirar rayas. Subrayar. Es posible que la autora (o autor) haya utilizado este aparente error justamente para “subrayar” la importancia del jengibre en este relato o quizás porque se trate de un jengibre lleno de rayas, no?. En ficción todo vale y a este relato no le sobra ni una coma ni una raya.
Aceptaremos entonces que el jengibre está hecho rayas o subrayado, pero qué me dices de "poner cartas en el asunto" o "el preparado del cóctel". Espero con ansia tu interpretación.
Estoy de acuerdo. A este relato no le sobra ni una coma, le faltan muchas. Además, la conjunción o, no lleva tilde.
La idea no es mala. Pero, en mi humilde opinión y con todo mi respeto hacia el creador, hay una cosa fuera de lugar. Todos los elemetos de un cuento/relato han de ser precisos, y todos y cada uno de ellos deben llevarnos al desenlace y no despistar. En esta historia se nos comenta: "Si es en solitario también se puede llegar al éxtasis pero entonces, como veréis más adelante los pasos a seguir deben modificarse." Sin embargo, ese "más adelante" nunca llega...
Paralelamente, el lenguaje me ha resultado un poquito forzado; Por ejemplo: "libélulas dentro de un jacuzzi". No es precisamente un cosquilleo en la nariz lo que me sugiere esta imagen...
Parece que este texto suscita interés. Desconozco porqué el autor (o autora) ha utilizado estas expresiones pero no seamos tan legalistas. La literatura concede al escritor un margen de libertad que le permite transgredir a veces las normas del idioma. En cuanto a las faltas de ortografía tendríamos que leer los 114 seleccionados, es posible que encontremos unas cuantas. En la prensa escrita hay abundancia de faltas y por eso no dejamos de leer las noticias. El hecho de que le falte alguna coma ó acento no me parece grave. Esto es un concurso no un ejercicio de comentario de texto. Con referencia a la última opinión, entiendo que si el cóctel se toma a solas es obvio que se supriman las acciones como el susurro en la oreja o la invitación a sentarse, para mí queda claro. No es necesario explicarlo todo, sino dónde está el misterio? Lo que importa es que un texto no deje indiferente al lector y creo que este, junto a algunos otros, lo consigue.
Respuesta a anónimo:
“ preparado”: Sustancia que se elabora de manera industrial para un fin determinado: “preparado alimenticio”, por lo que para mí es correcto: “el preparado del coctel”. En algunos recetarios de cocina existe esta expresión.
“Poner cartas en el asunto”: poner, tomar, qué importa. Quizás el autor (o autora) haya querido dar a entender que el Papa en sus ratos de ocio es un ponedor de cartas muy hábil y las coloca de tal forma que el asunto se halle justo debajo de ellas. Aclarado?
Si a ti todo te vale, a mí también me parece bien. Haces bien en no rectificar. Qué importa la ortografía, la sintaxis, la concordancia... si Belén Esteban es la princesa del pueblo, qué vamos a esperar. Suerte.
No es correcto el "preparado" del cóctel. ¿Conoces el sustantivo preparación?
Ante todo no tengo porqué corregir nada puesto que no soy el autor pero no sé qué pinta aquí Belén Esteban, creo que confundes las cosas. Por supuesto que importa la ortografía, soy el primero en defenderla en cualquier texto pero me parece que como decimos en catalán “estas filant molt prim”. Te lo traduzco?. Por otro lado contesto al otro anónimo. Claro que conozco el sustantivo preparación pero insisto el autor puede permitirse alguna licencia para eso es el padre de la criatura y si se ha equivocado imagino que tomará nota. Si es inteligente seguro que agradecerá estas lecciones que le dais. Nada ni nadie es perfecto. No me parecen graves las “incidencias” de este texto, me parecen mucho más otras que he leído por ahí. En fin! Por mi parte doy el tema por cerrado.
Gracias a todos los que contribuís con vuestros comentarios a mejorar un texto. Agradezco también a los defensores de mi relato y tomo buena nota de todo lo aquí se ha dicho. Brindemos por la literatura y la gastronomía, dos placeres de la vida. Salud!
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