jueves, 28 de julio de 2011

88- La verdad sobre InteliSana de NutriCo por Aderezade

[Inicio de la transmisión]
Dejo grabado este videomensaje de socorro en mi unidad personal de comunicación. Si lo has encontrado, por favor intenta subirlo a GalaxyNet para que todos estén avisados. La alerta es grave y real. De todo ello doy prueba en los ficheros adjuntos. Sólo te pido que no hagas público mi nombre y que pixeles mi imagen. Tengo miedo por mí, pero sobre todo por mi familia. He recibido varias amenazas de muerte de mercenarios a sueldo de NutriCo y llevo varios días ocultándome en lugares distintos. Ya no puedo más. No intentes ponerte en contacto conmigo porque no hay nada que puedas hacer para ayudarme.
Soy licenciado en Nanogastronomía Hormonal y tengo un máster en Coquinaria Molecular de la Universidad de Cosmia. Sé bien, por tanto, de lo que hablo. Fui un alumno destacado y vocacional por lo que, nada más acabar mis estudios, me concedieron una beca en el Instituto de Nutrición Holográfica. Tras obtener espectaculares éxitos en las investigaciones que realicé en diversos organismos públicos de ámbito universal, el gigante de la alimentación NutriCo me ofreció un contrato vitalicio junto con varios cheques digitales en blanco que estaba autorizado a rellenar todos los meses a mi libre albedrío.
Los primeros años fueron para mí de ensueño. Los inagotables medios y recursos que el sector privado ponía a mi disposición exacerbaron mi creatividad, pero ahora comprendo que también lograron minar paulatinamente mi pundonor científico, valores que había ido forjando en la sobriedad de las instituciones del E‑estado.
Gestionaba varios proyectos simultáneamente. Trabajaba sin descanso y con el corazón ligero en la confianza de que estaba prestando un servicio ejemplar a la humanidad en su conjunto, la biológica y la biónica. No nos poníamos ningún límite ni se me negaba nada. Mi éxito más fulgurante, aunque tuvo escasa difusión en los medios, fue un batido que impulsaba los valores democráticos en los nuevos países que surgían tras guerras civiles. También fui el responsable del diseño de un complejo vitamínico para potenciar el talento artístico en ciborgs y de golosinas medicinales para la infancia.
Después de explorar a fondo este campo, me interesé por perfeccionar la gama de alimentos adaptativos InteliSana, la niña de los ojos de nuestra empresa. Desde mi posición era impensable que pudiera tardar en descubrir la verdad, pero creo que ellos tampoco se esforzaron demasiado por ocultar su estrategia. Dudas, sospecha, noches en blanco. Finalmente, me armé de valor y logré mandar secretamente a un laboratorio privado muestras de saborizantes, condimentos e ingredientes que había robado del almacén virtual central. El primero de los resultados que recibí fue demoledor: ¡Cloruro sódico! ¡Estaban utilizando sal de mesa para mejorar el sabor de los nutripaquetes para ejecutivos! Después de haber logrado erradicar el infarto de miocardio en este segmento poblacional, descubrí que estaban recuperando el uso de esta sustancia por pura avaricia, pues seguramente la compraban en el cibermercado negro a miserables que la producían en las azoteas de sus propias casas desecando agua de mar sin ninguna medida de higiene.
Entre otras muchas cosas, también se detectaron germinados naturales en la gama de ensaladas para postmenopaúsicas y una base de caldo elaborado por decocción de verduras y huesos de jamón curado en las papillas para ancianos. Afortunadamente, no se apreciaron trazas de carne, pollo ni pescado. Aún así, vislumbré un panorama de enfermedad y debilidad físico-mental para nuestra raza sin parangón desde finales del siglo XXI. ¿A qué siniestros intereses servirían estos desmanes? Espero poder llegar a ver que somos capaces de parar esta locura.
Recibí el primer mensaje amenazador en la pantalla de comunicaciones del parabrisas de mi coche particular. Estuvo varios minutos parpadeando con grandes letras rojas, que simulaban de forma grotesca estar chorreando sangre, hasta que desapareció sin dejar rastro. En las demás ocasiones he recibido la visita de los sicarios que tienen contratados. Adoptan cualquier apariencia para lograr acercarse a ti y susurrar su sádico encargo, aunque las últimas veces se han conformado con dejarse ver desde la distancia a sabiendas de que ya tienes el pánico instalado en el cerebro.
Estad alerta, os lo ruego, es vuestra salud lo que está en juego. No compréis productos InteliSana de NutriCo. Y fijaos bien en las etiquetas de todos los alimentos y en las cartas de los restaurantes; a veces asignan fraudulentamente códigos de ingredientes tecnoprocesados a alimentos naturales. Seguramente yo ya estaré enfermo, pero vosotros debéis resistir y permanecer unidos. Ahora tengo miedo y me encuentro sin fuerzas. Pronto habrán cumplido su amenaza sin necesidad de gastar una sola bala.
[Fin de la transmisión]

4 comentarios:

Jacobino dijo...

Un relato imaginativo de ciencia ficción especulativa.

Suerte.

calvin dijo...

El relato me gusta, es inteligente y está bien estructurado. La idea de transmisión de radio es buena también.

Quizá se podría mostrar algo más de angustia de parte del que hace la transmisión para darle más credibilidad a su miedo, pero eso es mi opinión.

Un saludo

Aderezade dijo...

Muchas gracias por sus comentarios. Tomo nota de su consejo.

Alain dijo...

Después de leer tantos relatos se agradece la originalidad de uno futurista y bien desarrollado. Suerte.